miércoles, 16 de diciembre de 2015

LFG

Laguna de la Nava (Palencia). 
Un excelente fin de semana en una excelente compañía.
Son las 8 y pico de la mañana cuando nos acercamos a la Nava y, una parada aquí y otra allá, vamos deteniendo nuestros pasos con un objetivo. Buscar entre los más de 15.000 gansos (o ánsares, como prefiráis) las 11 barnaclas cariblancas y los 6 ánsares indios que sabemos que campean estos días por los terrenos de la laguna. 


Después de observar varios grupos y de intentar reconocer entre ellos algún ejemplar de estas dos especies, la suerte nos acompaña y encontramos el grupo en el que se encuentran. 

Las barnaclas cariblancas, al fondo, con cuello negro y cabeza blanca.
 Las 11 barnaclas y 4 de los 6 ánsares indios se ponen delante de nuestros ojos (o prismáticos, o telescopio, o cámara de fotos) y nos permiten disfrutar de un espectáculo único. Las barnaclas, todas juntitas en un solo grupo, campean entre los gansos acompañadas de dos de los ánsares indios, mientras que otros dos de ellos se encuentran descasando unos metros más allá, luciendo blancos, sobresaliendo entre el grupo de los gansos comunes. Un verdadero placer observarlos durante un buen rato, siguiendo sus idas y venidas sobre el terreno. 

En primer plano, dos de los ánsares indios.
 Y diréis, amigos, ¿qué tienen que ver las barnaclas y los indios con el título de la entrada? ¿Qué carajo es eso de LFG?
Pues aquí os lo presento, LFG es un ganso como cualquier otro, un ánsar común de estas tierras, pero lleva un pequeño collar al cuello que permite hacerlo único, que lo identifica y permite rastrear su presencia allende los mares cada vez que alguien se cruza en su camino y lee esas letras en su ceñido collar azul. 

LFG, en primer plano, con collar azul.
  En estos días en la laguna de la Nava hemos leido unos cuantos collares (16 avistamientos correspondientes a 12 ejemplares de ganso) Y cada uno de ellos con su pequeña o gran historia. 
Pero, volvamos a LFG azul. 
Por su collar, y por la información que nos remiten, sabemos un poquito de su vida. 
Fue anillado en Noruega, allá por el 16 de julio de 2010, colocándole el collar azul del cuello y una pequeña anilla de metal numerada en una pata. Sabemos que es un macho, y sabemos que ha realizado un sinfin de viajes migratorios, de los cuales en algún caso queda registro al encontrarse con algún observador. 

LFG en vuelo.
Así, conocemos que visitó la laguna de la Nava también en febrero de 2012, y que ha estado en Noruega, Holanda y Dinamarca. Su último avistamiento antes del nuestro en la Nava fue justo un mes antes, en Holanda. 
Todos estos registros forman parte de una gran base de datos, en los que cada avistamiento se recoge en un mapa que permite seguir el recorrido de cada ave año tras año. Así, esta información puede ser tratada para investigar no solo la propia biología del ave, sino el comportamiento de la especie en cuanto a fenómenos migratorios se refiere y algunas cosas más relevantes y globales, como por ejemplo la relación entre los cambios en la migración y el calentamiento global del planeta. 

Mapa con los avistamientos de LFG marcados.
Así que, cada vez que, recorriendo una y otra vez cada grupo de gansos que comen, descansan, se agachan, se levantan, se dan la vuelta, se giran, aparecen y desaparecen, uno de nosotros susurra... ¡collar! se activan todas las alarmas para intentar leer fielmente las letras o números que lo identifican, y, con la curiosidad de un niño pequeño mezclada con la pasión por la naturaleza, saborear las mieles del pequeño gran triunfo al apuntarlo en lápiz sobre la libreta. 

Y esto es todo, amigos. ¡Hasta la próxima entrada!






miércoles, 18 de marzo de 2015

Bisonte europeo (Bison bonasus)

Altamira, hace aproximadamente 15.000 años.
Un habitante de la cueva, tras una cacería para abastecer de carne a la tribu, prepara sus pigmentos y útiles de pintura para dejarnos algo que encontraremos mucho tiempo después, una representación del bisonte cazado. En aquella época, los bisontes campaban a sus anchas, amenazados solo por la presencia de algunos hombres con sus útiles de caza y algunos grandes carnívoros.

Pero, ¿dónde están estos bisontes en la actualidad? ¿Acabamos con todos? ¿Se marcharon?


Amigos, hoy vuelvo para mostraros uno de los mamíferos más amenazados de nuestro contienente, el bisonte europeo. Tanto es así, que hoy en día solo quedan un núcleo en el que poder observarlos en total libertad. Las espesuras del parque de Bialowieza, situado a caballo entre Polonia y Bielorrusia, recogen las últimas manadas de bisonte europeo libre.


Sin embargo, es posible encontrar bisontes en algunas zonas de reserva, alguna de ellas en España. Así que, hace unos días, me acerqué hasta San Cebrián de Mudá, en el norte de Palencia, para ver de cerca alguno de estos ejemplares. 

El bisonte europeo (Bison bonasus) es, sencillamente, espectacular. Aparentemente, su constitución es ligera (al menos más ligera que la de sus parientes americanos) con una altura en cruz de 1,5 a 2 metros y un peso de entre 400 y 900 kg. Los cuernos y la barba en la garganta les dan un cierto aspecto de fiereza. Me llamaron mucho la atención sus patas. Cortas y robustas las delanteras, largas y ágiles las traseras, aseguran quienes los ven a diario que les permiten correr a gran velocidad, mucho más de lo que cabría esperar para un animal de semejante tamaño. 


El bisonte europeo prefiere vivir entre los árboles de hoja caduca, nada que ver con los bisontes de praderas y espacios abiertos que aparecen en las pelis "del oeste". Se mueven en grupos de unos 20 individuos, y comen toda la materia vegetal que encuentran a su paso. Bueno, casi toda, parece que las acículas de pino y del resto de coníferas no son de su agrado. Son rumiantes, y junto a una gran cantidad de hierba, hojas o ramas tiernas, deben ingerir también una parte de corteza de los árboles, ya que necesitan la presencia de lignina para que su aparato digestivo funcione con normalidad.Su debilidad son los fresnos, aunque casi todas las plantas de hojas caduca pueden convertirse en su alimento.

Cuando llega la época de celo, cosa que ocurre en los meses de julio a septiembre, se producen violentas luchas entre los machos por la posesión de las hembras. Después del periodo de gestación, tienen a sus crías a finales de la primavera. 


Y termino contándoos que pese a que los "enemigos" naturales del bisonte europeo eran sus depredadores naturales (osos, lobos, etc.), nuevamente fuimos la especie humana quienes, por la caza indiscriminada y la roturación de bosques en busca de nuevos espacios de cultivo, estuvimos a punto de hacerlos desaparecer. Hoy en día, el principal problema del bisonte deriva de ello y es la consanguinidad. El hecho de que todos los bisontes europeos desciendan de un grupo muy reducido, hace que no exista una buena variabilidad genética, y eso les hace muy vulnerables frente a enfermedades como la fiebre aftosa, por ejemplo. 


Espero que hayáis disfrutado con las fotos y la entrada. La verdad, es un placer verlos corretear, revolcarse en el barro y andar sobre la nieve otra vez cerca de nosotros. 
Hasta pronto!





jueves, 1 de enero de 2015