lunes, 25 de noviembre de 2013

ESFINGE COLIBRÍ

Hola amigos: 
Las fotos y el texto que os traigo hoy a la entrada son especialmente entrañables para mí, desde el punto de vista de mi relación con los "bichos" 
Desde pequeño me fascinaban casi todos los animales que encontraba en mi camino, pero algunos, como este, lo hacían de especial manera, probablemente por su "disfraz" que me impedía acercarme a ellos de un modo similar al que ahora lo hago. 
Recuerdo haber empezado a fijarme en la esfinge cuando tenía poco más de 6 o 7 años, en el jardín de la casa de mi abuela. Recuerdo un bicho que me llamaba la atención, mitad pajarillo mitad abeja, que no me dejaba observarlo con claridad por lo rápido que se movía y al cual yo no echaba mano ni en broma, porque estaba convencido de que "aquello" tenía que picar, y bastante. 

Esfinges colibrí libando de una flor de cardo.
Nada más lejos de la realidad. La primera vez que oí hablar de la esfinge colibrí decidí que, si aquello no picaba, yo tenía que tener una entre mis manos. No he vuelto a cogerlas, pero la sensación al tocarla por primera vez en su cuerpecito de polilla... 

 
En fin, a lo que vamos.
La esfinge colibrí debe su primer nombre al grupo al que pertenece. Es un lepidóptero de la familia Sphingidae. Vamos, una polilla de las de toda la vida. Bueno, de las de toda la vida no, porque tiene la particularidad, bastante rara entre las Sphingidae, de ser una polilla de hábitos diurnos.
Su segundo nombre lo debe a su particular vuelo. Se pasa el día libando nectar de flor en flor, y para ello puede detenerse en el aire, eso sí, batiendo sus alas a toda velocidad. Nada menos que unas 85 veces por segundo, que no está nada mal comparado con el resto de las mariposas (unas 12 veces por segundo)
Este vuelo y el hecho de libar nectar de las flores es lo que hace que  (como me ocurría a mí de pequeño) muchas personas aseguren haber visto en su jardín un colibrí. 

Puede batir sus alas 85 veces por minuto.
Tiene unos 5 cm de envergadura alar, y sus alas delanteras son pardas con lineas y puntos negros, mientras que las traseras son anaranjadas. El abdomen es bastante oscuro, con laterales blancos, y en la zona trasera posee unas sedas (especie de pelillos) que recuerdan las plumas de la cola de un ave. Utiliza esta cola como timón en sus vuelos, que pueden superar los 50 km/h y son de una precisión magnífica. 

El nombre de su género, Macroglossum, nos descubre una nueva característica definitoria de la esfinge, su larga lengua (Glossum es lengua en griego) Así, este lepidóptero posee una larga lengua (más larga que el resto de su cuerpo) que puede enrollar en espiral y le sirve para libar el nectar de las flores. Es decir, una espiritrompa. 
En esta foto se aprecia su larga lengua.
Puede libar de casi cualquier flor, pero prefiere las flores de stellaria (de ahí su nombre específico) y de verbena, salvia, romero...
Pero cuando pone los huevos, suele hacerlo sobre especies del género Gallum (el amor del hortelano) y sus larvas se alimentan de este género de plantas. 


Aunque es una mariposa migratoria, en nuestra zona podemos observarla casi todo el año, Eso sí, suele pasar el invierno en alguna grieta o cobijo, hibernando, y solo sale de allí algunos días en que las condiciones climatológicas son un poquito más agradables, en busca de un poco de alimento suplementario.


En fin, amigos, que ahora que sé que es una polilla, ahora que sé que no pica ni muerde ni es un bicho tan raro como parecía, se ha convertido para mí en un ser entrañable, que me recuerda aquellas tardes de verano en el pueblo, persiguiendo alguna de flor en flor, fascinado y maravillado por esa "rareza" de la naturaleza. 
¡Hasta pronto!


















domingo, 17 de noviembre de 2013

¿Quién llegó tras el lobo?

Cuando aparece un cadáver en la sierra, ya sea porque (como en este caso) ha sido comido por un lobo o por alguna otra razón, entran en juego los carroñeros. 
Los pobres carroñeros han gozado de muy mala fama entre los humanos. Sin embargo, llevan a cabo una labor fundamental, la limpieza del bosque. Son como un equipo de recogida que, actuando por turnos, deja limpio el monte de cualquier resto de animales que hubieran podido quedar por allí, con lo que evitan infecciones, malos olores, enfermedades, etc...
Cuando aparece un cadáver en el monte, los primeros en llegar son los córvidos (urracas, cuervos, etc) que se alimentan de las partes más blandas del animal. Como poseen plumas "brillantes", al descender sobre el cadáver generan unos reflejos que son vistos por el siguiente grupo en llegar: los buitres. Y a ellos va dedicada esta entrada. 
Existen cuatro aves en España que podemos considerar dentro del grupo de los buitres. Los buitres negros, los buitres leonados, los alimoches y los quebrantahuesos. 

Los primeros en llegar a la carroña sob los buitres negros. Tienen una gran envergadura y son de costumbres más solitarias que los leonados. Su fuerte pico les permite abrir la piel del cadaver, y no comen más que los músculos superficiales. 

Buitre negro en vuelo

No tienen el cuello tan pelado como los leonados, tampoco hunden tanto la cabeza en el cadáver. No les gusta mucho ser molestados, así que en cuanto llega el tropel de buitres leonados suelen marcharse. 

Buitre negro. Obsérvese el fuerte pico.
Los buitres leonados no pueden acceder directamente al festín. Necesitan que otro animal rasgue la piel del cadáver para poder empezar a alimentarse. Generalmente es un buitre negro, como comentaba antes, quien hace este trabajo, pero en ausencia de éste, deben esperar a que lo haga un zorro, un lobo o, como me comentaba no hace mucho un compañero de Huesca, el propio alimoche, que veremos que suele acceder más tarde a la carroña. 
Buitre leonado en vuelo
Los buitres leonados suelen encontrarse planeando, aprovechando las corrientes térmicas, en busca de carroña de la que alimentarse. Cuando observan, por ejemplo, los destellos indicativos de las urracas o cuervos, se lanzan hacia el suelo desarrollando un vuelo especial, que es visto por los buitres leonados de los alrededores, que se dirigen rápidamente hacia la zona. Esta es la causa de que suelan juntarse muchos buitres ante un solo animal muerto. 
Buitre leonado
La cabeza pelada les permite acceder mejor al interior del animal, y comer casi todo lo que encuentran a su paso, vísceras, restos de carne, etc. 

Los alimoches que están por la zona (en caso de que los hubiera) se acercarán al cadáver tras los buitres leonados, y comerán la carne pegada a los huesos o los restos de carne que les hayan dejado. 

Alimoche (Arribes del Duero)

El alimoche no solo se alimenta de carroña, sino que en muchas ocasiones come también huevos, etc. Es una de las pocas aves (sino la única) que utiliza herramientas en su alimentación, ya que para abrir los huevos grandes emplea piedras que deja caer desde cierta altura.

Alimoche

Y, por fin, si estamos en una zona en la que existan quebrantahuesos (ahora mismo en la península esto ocurre casi únicamente en pirineos) esta ave llegará en último lugar, aprovechando para su alimentación los huesos del animal.

Quebrantahuesos en vista lateral.
 Si estos son demasiado grandes, los dejará caer sobre las piedras para fracturarlos. Esta práctica no la realiza para comerse el "tuétano" (como se podría llegar a pensar) sino para fraccionar el hueso en trozos más pequeños, que puedan ser ingeridos. 
Quebrantahuesos (Pirineo oscense).

 Y así, amigos, llegamos al final, en el que varios carroñeros se han aprovechado de los restos del animal muerto y el bosque vuelve a quedar limpio, comenzando otra vez toda la historia quizá en un lugar cercano. 
¡Hasta la próxima!