martes, 28 de febrero de 2012

Arañas lobo (y II)

Continuando en el mundo de las arañas lobo, os presento esta vez a Lycosa tarantula, conocida también con el nombre de araña lobo y, sin embargo, bastante distinta a la Argiope que os mostré en la entrada anterior.

Lycosa tarantula
El nombre "tarántula" nos suena a todos ¿verdad? Pues esta fue la primera araña en ser nombrada así. Y en concreto, debe su nombre a que fue encontrada (y nombrada) en los alrededores de la ciudad italiana de Taranto (Tarentum en la época romana). Esta Lycosa es la mayor araña del Viejo Continente y resulta que, cuando los conquistadores llegaron a América y se encontraron con las enormes arañas de la zona, les dieron el nombre de la mayor que ellos conocían, o sea, de esta. Y, con el tiempo, el término tarántula fue relegado a las grandes arañas americanas, y la pobre Lycosa fue despojada de su nombre primigenio, quedándose con el de araña lobo.

Tapando la entrada a la cueva con una piedra, para poderla observar.
Este ejemplar nos lo encontramos en Villardeciervos (Zamora) mientras pasábamos unos días con los alumnos en el Centro de Educación Ambiental que hay en dicho municipio. Una tarde, Pepe y yo salimos a dar un paseo con algunos alumnos interesados en "ver bichos" y nos encontramos con dos "madrigueras" en el borde de la carretera. Y aquí viene la principal diferencia con la Argiope: Lycosa tarantula no teje ningún tipo de telas, sino que utiliza estas oquedades en el terreno para vivir y cazar.

Lycosa tarantula a la entrada de su gruta
La hembra, como la de la foto, se pasa toda la vida en el agujero, que rodea de palitos unidos con seda para evitar la entrada de los escorpiones, sus mayores depredadores. El macho se mueve de un lugar a otro cazando y buscando hembras y solo los usa en ocasiones para resguararse. Suele elegir las hembras cuya gruta tiene más palitos defensivos, quizá porque cree que su prole estará más resguardada o porque asume que la araña que vive en ellos está mejor alimentada y él tendrá entonces mayores probabilidades de salir con vida de su aventura procreadora. Ambos usan las cuevas para hibernar y se aparean en primavera. La hembra pone un centenar de huevos, que envuelve en seda y, en ocasiones, transporta sobre su lomo.

Al igual que el resto de arañas, tienen glándulas de veneno asociadas a sus quelíceros, que utilizan para capturar a los insectos que les sirven de alimento, No suelen atacar animales grandes, a no ser que les molesten mucho, pero normalmente huyen de ellos antes de que lleguen, gracias a su buena vista.

Mostrando los grandes quelíceros
Y, tomando a Lycosa tarantula como referencia, quisiera hablaros de la vista de las arañas, y de la curiosa disposición de sus ojos.Como la mayoría de las arañas, Lycosa tarantula tiene ocho ojos formando tres grupos.
La fila inferior, situada frontalmente, está compuesta por cuatro ojos pequeños:
dos ojos anteriores medianos (AMEs) y dos ojos anteriores laterales (ALEs).
La segunda fila presenta dos grandes ojos, los ojos posteriores medianos (PMEs)
La tercera fila presenta otros dos grandes ojos, los ojos posteriores laterales (PLEs)

Posición de los 8 ojos en Lycosa tarantula
Con esta disposición de ojos, la visión es muy buena, ya que combinan el tener cubierto un gran campo visual, al tener situados los ojos en distintos planos de la cabeza, con el tener varias zonas de "visión solapada" de distintos ojos, lo que les confiere una buena percepción de la profundidad. 
Aquí os dejo una representación del campo visual relativo a los ojos de Lycosa tarantula. (Tomado de Joaquín y Emilio Ortega Escobar, de la Universidad Autónoma de Madrid)

Campo visual de Lycosa tarantula
Y con esto dejamos, de momento, el fascinante mundo de las arañas. Espero que lo hayáis disfrutado tanto como yo...

jueves, 23 de febrero de 2012

Arañas lobo (I)

Probablemente las arañas figuran entre los animales más despreciados del mundo pero, al mismo tiempo, se encuentran entre los más fascinantes. Pertenecen, junto a escorpiones, ácaros y otros animales, al grupo de los arácnidos, el grupo más susceptible de ser incluido de forma errónea entre los insectos, aunque no lo son. Si nos fijamos bien, veremos que cualquier insecto tiene 6 patas, mientras que los arácnidos tienen 8 y nunca tienen antenas ni alas.
Quiero acercar hasta aquí a dos arañas que normalmente son conocidas por el mismo nombre común, las "arañas lobo". Por un lado, en esta entrada, os presento a Argiope lobata, la araña lobo de grandes telas, también conocida como araña tigre por su abdomen rayado. Y, en la próxima entrada, os mostraré a Lycosa tarantula, la araña lobo sin tela, pues una de sus principales características es que vive y caza desde un aujero en el suelo.

Esta Argiope lobata ha sido fotografiada en el pueblo de mi padre, Horcajo Medianero, un pueblo de la provincia de Salmanca, que limita con la de Ávila, y al que fuimos durante el otoño pasado a recoger unas moras con las que deleitarnos comiendo y haciendo un buen licor de orujo. Estábamos en plena recogida toda la familia cuando nos topamos con este ejemplar y su impresionante tela.

Argiope lobata con una mosca
Lo primero que llama la atención en esta araña es su marcado dimorfismo sexual: mientras que la hembra (en la fotografía) llega a alcanzar los 4 cm de diámetro, el macho rara vez pasa de 1 cm (en ambos casos sin contar la longitud de las patas). Tanto es así que cuesta creer que estamos viendo individuos de la misma especie cuando los encontramos sobre una misma tela. Las telas de esta araña son impresionantes, llegando a pasar del metro y medio de diámetro.

Vista ventral, donde se aprecia la glándula de la seda.
Más de una vez, en alguna excursión, algún caminante despistado se ha chocado con alguna de ellas, con el consiguiente susto originado al encontrarse con una araña de estas dimensiones que, dado que suelen ocupar una posición central en la tela, normalmente acaba agarrándose a la ropa del aterrado excursionista. Si bien la picadura no es en absoluto mortal ni reviste gravedad alguna (salvo alergias, claro está), sí es cierto que es una picadura bastante dolorosa.

Vista frontal, donde se parecian los quelíceros.
La que encontré en Horcajo Medianero se disponía a envolver una mosca entre sus telas para luego inocularle los jugos digestivos mediante los quelíceros (los "colmillos" de las arañas, normalmente usados para agarrar las presas, están vinculados en muchas especies con la glándula del veneno) Sin embargo, aunque pude presenciar casi todo el proceso, no disponía del material adecuado para grabarlo. En la foto podéis ver como "juega con la mosca".

Argiope lobata con mosca (II)
Afortunadamente, he encontrado un video en el que se muestra con total claridad el modo de ataque de la Argiope sobre... nada menos que ¡un saltamontes!. Gracias a su propietario y realizador, Jocile, que me ha dado permiso para colgarlo en el blog, podemos disfrutar de esta maravilla. Cuando lo vi, sentí que se me ponía la piel de gallina, como las primeras veces en que, de pequeño, observaba en los documentales correr a los leones tras una gacela. Os recomiendo que tengáis un poco de paciencia y que lo disfrutéis en HD, pantalla completa y con el sonido puesto... ¡merece la pena!


Y con esto, amigos, queda presentada Argiope lobata. En la próxima entrada nos veremos las caras (o mejor dicho, los ojos) con Lycosa tarantula. Gracias por vuestra atención y gracias por la calurosa acogida de la primera entrada. Espero que esta os haya gustado tanto o más que la anterior....

lunes, 20 de febrero de 2012

Empusa pennata

Hola amigos.
Estaba yo estos días pensando y repensando como llevar a cabo este blog, y con qué entrada empezar a contar cosas sobre esos pequeños habitantes de la naturaleza, cuando se me ofreció la posibilidad de pasar un día de campo en buena compañía en los arribes zamoranos. Tras una mañana fría de niebla, cuando por fin salió el sol y la temperatura se hizo más agradable (una vez habíamos ascendido suficiente y nos encontrábamos a orillas del Duero, aunque a más de 100 m sobre él) llamó nuestra atención la aparición de un pequeño individuo del que hoy quiero hablaros.
Empusa pennata mirando al Duero, desenfocado abajo
La Empusa pennata es un insecto, del grupo de las mantis religiosas, pertenecientes ambas al órden Mantodea.
Mide unos 6-7 cm (hasta 8 las hembras) y presenta varios rasgos característicos.
Si comenzamos por la cabeza, lo más llamativo es la presencia de una protuberancia en forma de cuerno entre las dos antenas. He de decir aquí que las antenas son una característica que nos permite distinguir las hembras de los machos, puesto que en estos son plumosas, mientras que en aquellas son más finas y alargadas. Así que, como todos veréis, en esta ocasión nos topamos con una hembra.

Posada sobre mi dedo, para hacernos una idea de su tamaño
Se alimenta de insectos y arácnidos, de los que ingiere una gran variedad. Su forma de caza es siempre la misma: normalmente se queda inmóvil en alguna rama esperando sus presas. La disposición y movilidad de ojos y cabeza hace que tengan un buen campo visual, lo que les ayuda en el lance de caza. Mientras espera, mantine las patas delanteras juntas y dobladas, lo que le da la apariencia de una posición de rezo (al igual que las mantis religiosas, de ahí el nombre de estas). Cuando la presa se acerca lo suficiente, la empusa dispara literalmente sus patas delanteras, envolviendo con ellas a su víctima. La presencia en las patas de espinas y protuberancias facilita enormemente la prensión. Inmediatamente, retrae de nuevo las patas, llevando la presa hasta su boca, donde la tritura con sus fuertes mandíbulas.
En postura de espera...
Cambiando de tercio, supongo que todos sabréis que en las mantis religiosas la hembra se come al macho durante o tras la cópula. Bien, pues esto también ocurre con la empusa, pero en muchas menos ocasiones, siendo un comportamiento ocasional. Tras la cópula, y hacia finales de verano, la hembra deposita los huevos y, como un mes más tarde, salen las ninfas, que hibernan cuando llega el tiempo más frío.
Como nota curiosa os contaré que mudan unas 6 veces durante su vida, y que el color del adulto depende del color del medio que le rodea durante la última muda, yendo desde la paja seca hasta la hierba verde.

En este caso, ejemplar de tonos marrones por completo
Como es mi primera entrada en el blog, no quiero despedirme sin recordaros que, para los que amamos el campo y la naturaleza es un placer encontrarnos regalos como este. Pero, eso sí, siempre debemos disfrutarlos teniendo cuidado de no dañarlos en absoluto y de alterar lo menos posible tanto a ellos como a su entorno.
Ernesto.